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Doris Penagos, un alma Libertadora

Su historia, es la historia de Los Libertadores. Aún permanece en su recuerdo el primer día que empezó a trabajar en la Institución, hace más de 33 años. Los Libertadores ha sido, su casa, su familia y el lugar en el que encontró al amor de su vida.

Cuando Doris inició actividades en el área de Servicios Generales, Los Libertadores era una casona colonial ubicada en la calle 74 con Kra. 11, corría el año de 1984, y ella era una joven emprendedora que venia del campo a probar suerte en la ciudad. Oriunda de Machetá, Cundinamarca, de niña creció cuidando becerros, vacas, ovejas, gatos y hasta gallinas, en una finca a las afueras de ese municipio.

A la edad de 13 años decidió que los oficios rurales no eran para ella, entonces, con el permiso de sus padres, se fue a Bogotá buscando una nueva vida o, por lo menos, una más interesante. Fue así como llegó a un claustro de monjas, ubicado en la ciudad, para desempeñar diferentes tareas cotidianas.

Con el paso del tiempo, se dio cuenta de que las labores urbanas podría resultar más pesada que la de las zonas rurales. Después, se dedicó a trabajar en una papelería y precisamente, un día posterior a su cumpleaños, como si se tratara de su regalo, la llamaron para iniciar labores en la Fundación Universitaria Los Libertadores. A partir de ese momento su vida cambió, se pudo independizar e inició la que sería una larga carrera en la Institución.

Los primeros años trabajó de día y estudió de noche, primero terminó su bachillerato y luego, inició su formación técnica en el Sena.

Tras pasar por el área de Servicios Generales, en donde manejó el almacén, Doris trabajó en la Oficina de Planeación, la Secretaría General y, actualmente, el Centro de Cultura y Bienestar Universitario. Generalmente se ha desempeñado como secretaria o asistente. Ese trayecto le sirvió para conocer todas las sedes en las que ha funcionado la Institución.

“Es gratificante para todos los funcionarios de la época ver la sede actual de Los Libertadores, que es parte de los sueños que el Dr. Hernán Linares tenía, un espacio con toda la tecnología, con toda la innovación”, afirma.

Su trabajo en la Institución le ha permitido lograr sus sueños, su propia casa, estudio y satisfacción. “La Institución ha sido todo para mí, aquí he encontrado lo que no he encontrado en ningún otro lugar, estabilidad, buen trato y mucho calor humano”, afirma la colaboradora.

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